El amor es la clave que debe guiar el cristiano en todas sus acciones.

Así de claro lo dice San Pablo en la Carta a los Romanos cap. 12 «Amaos cordialmente unos a otro» y encomienda de que «el amor no sea fingido».

El encuentro de hoy, quinto del itinerario «Volver a la Escuela de Jesús», ha remarcado en varios modos las pautas de conducta que el apóstol de los gentiles escribió para una comunidad de Roma en la que vivían cristianos conversos del judaismo y también procedentes del paganismo. En aquel tiempo como hoy, las relaciones entre personas tan distintas no tenían que ser faciles. Y en ese contexto Pablo traduce a claras letras el mensaje que Cristo nos dejó con el ejemplo de su vida: devolvéis el mal con el bien.

Ya no es tiempo de sacrificios animales o rituales expiatorios, Jesús inaugura la era del amor. Amor que lleva a la entrega total de si, olvidando y perdonando las injurias. Amor que pervade la totalidad de la persona, cuerpo, mente y espíritu hasta hacer de cada uno un «sacrificio vivente». Desde el latín, sacrificio significa «sacrum-facere» o sea hacer que todo lo que hagamos sea «sagrado», para la gloria de Dios.

Y, ¿dónde encontrar la fuerza para bendecir a los enemigos, para perdonar a los que nos persiguen, para estar alegres en la esperanza y firmes en la tribulación? En Dios, a quien nos dirigimos a través un dialogo de amor costante, la oración.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos.

SHALOM…la paz esté contigo…. SHALOM